Hay gente que teme al presente y
el futuro porque viven atados al pasado, pasado cual génesis nos condena a la
culpa ancestral de hechos ajenos, deliberadamente concebidos o por accidente
del protagonismo de la cotidianidad. Lo peor, es que el tiempo corre sin
perdonar, en silencio y sin pausas. Al racero de la mirada, hay quienes solo se
ven, sus cicatrices naturalmente hechas por el presente pasado, y un par de cuantos,
se quedan contemplando desde todos los ángulos, perspectivas y conjeturas
vanamente esas heridas. El manual nunca llego de las manos de nuestros padres,
quizás ellos tampoco lo obtuvieron, construir la vida, no tiene un destino
ajeno a la carga genética que poseemos. Por tanto, es inútil seguir martillando
enigmas que solo están en nuestras manos. La vida es hoy, con proyección al
mañana y en este camino estacionarse en las experiencias desagradables, es
desperdiciar las posibles buenaventuras. La vida, como azar, solo hay que
vivirla previendo los traspiés que genera cualquier expedición, con
valoraciones generales del pasado, pero siempre abrazando la libertad que se
desprende de las emociones por conquistar lo desconocido, para así demostrar materialmente
los nuevos éxitos o los malos momentos en el camino. El miedo es libre de
obtener pero esclaviza, la libertad desnuda las emociones y convierte cual
alquimista la realidades sean cual fuere.
Reynaldo Cortes
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