domingo, 3 de octubre de 2021

Odas libertarias

alegrías en reclamación

por los paisajes despojados; 

por los horizontes maltratados. 


II

Una mirada sollozante

sobre bandadas de quetzales, 

demandan adeudos libertarios.


III

Desde el tajumulco al Barú,

No se ven fronteras más allá 

de las que impone la cordillera,  

en el ombligo de una sola América

que persigue libertad.


IV

Fumarolas Mayas blanquean tus banderas,

 cristalizando las cerúleas aguas que te abrazan,

 y en vernáculos magmas vivientes se trazan, 

las venas de doscientos años de libertad.  

 

V

Ondean los tricolores alzados en los estandartes; 

la unión se verbaliza entre obreros y campesinos,

 y los cantos de independencia susurran los vientos  

de una Centroamérica, republicana y federal.

Reynaldo J. Cortés G.












domingo, 20 de junio de 2021

El ZAGUÁN (II)

Acto 1

Las ventanas planas

Entrar en la celdilla, es asumir riesgos impredecibles porque se queda a merced de la intemperie y amputado a cualquier posibilidad de defensa. Los peligros son opcionales sin derecho a réplica ni acuse de recibo; lo bueno, para regocijo del expectante y de los finales contabilizados, es que se develan de antemano las probables amenazas; entre ellas encontramos con variaciones y desniveles entre sí: los azares del clima, el ataque de las bestias o el parto de una nueva colmena.

En honor a conquistar la nueva colmena, reingreso a pulular en las celdillas de las ventanas planas; de antemano extiendo mis excusas si mis líneas agravian, se mal interprete y más allá de alguna disputa banal, solo me ceño al debate dialéctico y productivo, independientemente que mis menesteres aborden temas domésticos. Aprovecho también, para disculparme si la estética que me acompaña en estas líneas no se adapta a la reinante vulgarización que estableció la dictadura en nuestros tiempos y que el populismo revisionista universalizara. Como bálsamo a los agobiantes panfletos, me postrare en los golpes continuados del tiempo y a la desfachatez de las abreviaturas equilibrantes.  

La versatilidad de nuestra especie para adaptarse a los más agrestes climas me da el valor de regresar a la jungla de los paisajes planos, no para sucumbir en las tentaciones del engranaje corporativo del letargo idiotizador de la caza, la pesca y la recolección de informaciones; sino más bien, para acometer la odiosa labor de desnudar las contradicciones camufladas. Será este, la necedad de continuar labrando la lucha por el hombre nuevo, el reino de las utopías, la conquista de un mundo mejor y la plegaria de una legitima resistencia a los apologistas del fin de la historia. De los detractores no me preocupan, aunque sigan manoseando los conceptos; de los lastimeros que se ocupen los sepultureros. En este espectáculo todos somos actores sin privativa de admisión.  

 

Date un salto y quiebra la pecera…

Reynaldo J. Cortés G.

miércoles, 16 de junio de 2021

 El ZAGUÁN (I)

Hay zaguanes de todos los tamaños y gustos; los hay versátiles y rigurosos, anchos, altos, angostos y bajos; feos y bonitos; de vivos mosaicos o fúnebres colores; se consiguen con paredes de bahareque o muy bien frisados; sin techos o con terraza de concreto; de entrada o salida los hay con muros o sencillas ventanas; con piso de tierra o de finos porcelanatos; hay zaguanes bien iluminados y otros en plena penumbra; los hay bien adornados y otros con miseros trastes; los hay en físico o en espacios imaginarios –pero los hay– y más en estos tiempos de complejidades intrínsecas. A la postre todos son zaguanes, diversificados por la estética de sus ocupantes.

El zaguán es el espacio intermedio entre lo exterior y lo interior, podría ser también una especie de umbral entre lo viejo y lo nuevo, una estación estática de encrucijadas acreditadas o desconocidas y dentro de su ambigüedad taciturna no hay coordenadas, no hay norte ni oeste, sur o este.   

            En ese túnel inédito hay de todas las especies –tantas– pero iguales, que cada es una entre todas. Lo extravagante es que la fauna sobrevive en un ecosistema apocalíptico recreado con la comedia de un narcisismo sin escrúpulos, la fanfarrea de trasvestis de la política y la resistencia de una legión de cándidas siluetas.    

Date un salto y quiebra la pecera…

Reynaldo J. Cortés G.

viernes, 26 de marzo de 2021

 Una patria desangrada entre moradores aterrorizados,

Cercados y amenazados por todos los ángulos.

 

Un país que fallece en el hambre,

La pobreza y la miseria con pocos lastimeros

 

Una nación donde la muerte

Recorre sin ritos en los espacios vacios

 

 Jaurías de delincuentes, gendarmes asesinos,

Tiranos usurpadores y sádicos carceleros

Subyugan sin timidez la candidez de mis pueblos.   

 

La francachela se combina con la foránea pandemia

Y los canallas montan sus orgias con bambalinas.

Se embriagan de indiferencia mientras la orfandad

Cunde las tierras marchitadas

 

La peregrinación de las sustancias

Que deambulan no escapan de sus penas

   

Las obscenidad se regodea

De  alegóricos festines auríferos

Y la morbosidad de los verdugos

Se  baña sobre la sangre inocente.

 

Todos miran una tortura sigilosa y sosegada

Mientras hacen sus encargos de macabras publicidades

 

En Venezuela nos están matando

Con  todas las armas y todos los estilos

Mientras sanguijuelas se babean

En  los carnavales electorales.

 

Las opciones de vivir se agotan

Dejando la dignidad como bandera

Para honrar las lágrimas descompuestas.

 

Los  caminos se despejan dejando

Un  solo sendero a transitar:

La unidad de mis hermanos

En rebelión General…

 

Reynaldo J. Cortés G.  

martes, 23 de febrero de 2021

 

El páramo de Belén

 

Carlitos como todos los días se despertaba a regañadientes para ir al liceo, su madre, quien lo alistaba antes de irse al trabajo se esforzaba por tenerle listo y al momento su equipamiento; desayuno caliente, zapatos recién lustrados, dinero para el pasaje, merienda, el bulto ordenado, su ropa muy pulcra y bien planchada. Parecía un niño rico viviendo en una humilde casa en los suburbios de la ciudad.   

El muchacho era hijo único y de madre soltera, lo que lo convertía en un adolescente sobre protegido y mimado. Contó con el gozo de sus pretensiones desde niño; de ahí, un dominio infalible sobre su progenitora al extremo de rayar en lo vil, solo le bastaba formar un berrinche para que María corriera atender sus caprichos. Es así, como lo tuvo todo a mano; los mejores juguetes que quería, las comidas que deseaba, los paseos que se le ocurría, fiestas despampanantes y las tecnologías, ropas y zapatos a la moda. Su pobre madre en una expiación de culpas por una soledad involuntaria se refugió en su hijo, a quién le había puesto empeño desde su nacimiento satisfaciendo todos sus antojos y gustos al extremo de sacrificar cualquier proyecto personal e incluso interés en sí misma.

*

Eran las seis y cuarto de la mañana y los obreros estaban aun en el portón. Pese que iba con retraso María diviso el tumulto de obreros que todavía estaban afuera, pensó que se trataba de alguna huelga imprevista o el desenlace de algún siniestro, por lo que aligero el paso con incertidumbre mientras era invadida paulatinamente por sensaciones fatalistas y que al sumarse a la muchedumbre se transformaron en vértigos desconcertantes, espasmódicos escalofríos y bituminosas sudoraciones. En una mirada aérea pudo distinguir los rostros de ánimos sombríos, melancólicos e iracundos de sus colegas dentro de una aglomeración que la aturdía, intento buscar sus compañeras de taller y al no dar con ellas decidió acercarse a la entrada e investigar porque de la retención, fue entonces cuando se percató de la dimensión de la situación, las puertas de la empresa estaban condenadas con cintas amarillas y un cartel anunciaba: “Esta empresa se declara en quiebra”. María atónita y con los nervios quebrados se le humedecieron los ojos y sin otra reacción se retiró casi corriendo.       

 

*

Durante el último trimestre del año la familia Gonzales se iba quedando sola en la vieja vereda. La crisis económica y la represión dictatorial hacían estragos en los sectores más pauperizados del país, lo que produjo que gran parte de las familias que allí habitaban incluyendo los mejores amigos de Carlitos migraran poco a poco a países vecinos.

María seguía sin trabajo formal y de a poco se sostenía limpiando, planchando y lavando a particulares. El bum del éxodo recorría como fantasma en todos los estamentos de la población, por lo que Carlitos no tardaría en empeñarse en exigirle a su madre la ambición de emigrar también. El chicho paso una semana completa obstinando a su madre con la idea, y aunque ella se resistía con indiferencia, la hostilidad subía de tono cada día que pasaba hasta que la desdichada y angustiada mujer cedió a las ambiciones del muchacho. Vendió los enseres y la casa, contacto con unas amigas que estaban en el país vecino para que los recibieran y les ayudara a conseguir trabajo para finalmente emprender el peregrinaje. 

 

*

Con el poco dinero, comida e inapropiadas vestimentas lograron llegar a la frontera, de allí les toco caminar con un grupo de migrantes que también huían de la pobreza y la miseria hasta que un camión de papas los recogió hasta las cercanías del páramo. María, Carlos y las otras familias privados por el hambre se vieron sorprendidos por los últimos destelles del día, desaseados y entre una disputaba por el temor de la noche y un destino aun lejano no les quedó otro remedio que avanzar con la fe de cumplir sus designios; sin embargo, mientras más ascendían, las piernas de María comenzaban a desfallecer, deliraba de frío, los ojos se les enrojecieron y su cuerpo empezaba afiebrar hasta que se desplomo.

La noche se desnudaba de cualquier luna, una espesa neblina los absorbía sin clemencia, las esperanzas se desboronaban ante una carretera inhóspita y desolada en la que no transitara alma alguna. La caravana se vio forzada a parar y buscar abrigo en unos matorrales a la orilla de la vía para atender la moribunda. Los errantes anónimos exaltados por la angustia socorrían dando calor a la desahuciada mujer a la que su hijo aterrado se le incorporo abrazándola en un intento de apaciguar las dolencias y hacer sudar la fiebre; entre delirios y titiriteos perturbadores, madre e hijos quedaron dormidos en un ambiente de lúgubres destinos. 

A la mañana siguiente, la bruma se disipo desde muy temprano, el clima gélido se había menguado y esporádicos vehículos hacían su presencia. Carlitos, quien yacía en el regazo del cuerpo de la que le había dado todo en su vida despertó con los albores de la aurora; no quería abrir los ojos por el terror que le suspendía una inerte y frialdad en aquella densidad sutil. Trato de disimular los malos presagios, pero al subir la testa comprobó que su madre había fallecido de frío en el páramo dejándole solo un rostro angelical, una sonrisa en los labios y un rocío de llanto en sus ojos.

           

Fin

 

Autor: Reynaldo J. Cortés G.

jueves, 14 de enero de 2021

Nos sobran los motivos...

Un viaje imprevisto me saltó una mañana, que asumí con los malabares de la improvisación. Casi genuina en una conducta que sortea los accidentes de las circunstancias. Lo paradójico, son los trasfondos comparativos de los espacios, la versatilidad de las estaciones, las transmutaciones del tiempo y un rosario de invitaciones a oportunidades tangibles que seducían cualquier vergel.

De visita a Colombia por asuntos familiares, resulto de provecho para los menesteres personales y políticos con medianos y fallidos éxitos; en fin, la suerte nunca llega completa. Lo indiscutible; es que, los acontecimientos ajenos a los deseos se imponen; cuan evidencia, una pandemia azarosa que juega su propio tablero y que nos pone a pulular entre el resguardo y la incertidumbre
En definitiva, y dentro de las limitaciones impuestas, toco recrear la realidad; es así como aproveché lo que tenía al alcance; relajar la presión, evadir la realidad, graduar la observación para registrar imágenes que la óptica considero relevante, afine el oído para escuchar los pequeños y perdidos sonidos y pese a mi alergia olfativa, pude captar algunas fragancias exuberantes.
Entre supersticiones del ayer, hoy y mañana, se reflejo el paso de un infierno a un paraíso momentáneo y viceversas; lo cierto es que se terminó el tiempo relativo y ya refrescado, aromatizado, relajado y despejado toca retomar a las primeras líneas de combate, pese al reproche de intensiones cariñosamente expuestas y de otras perversamente diseñadas en la oscuridad de los detractores.
Llegar a este paisaje sucumbido en la irrita miseria, encontrar la soberbia de nuestros verdugos y ver la ceguera de las jaurías de sanguijuelas multicolores. Se desprenden algunas interrogantes comparativas, indistintamente en dónde se ubique, entre las dos orillas del río. ¿Por qué volver? ¿Por qué no quedarse? ¿Por qué no devolverse? Etc. Etc.…
La carencia de una aventura fortuita se encuentra en los pasillos de los rieles; pero como siempre, la solidaridad da sus partos naturales, desde familiares hasta los parroquianos extraviados, la voluntad se desprende de forma descarnada, brindando la humanidad de sus entrañas, para dejarme libre el curso de los caminos. De ellos traigo un talego lleno de aromas de sacrificio, de sonrisas impetuosas, de miradas de ensueños. Cuando los vi a los ojos, me mostraron las cicatrices de la dictadura, el dolor se desembaraza entre líneas y se conjugan con los delirios de un mejor mañana. Con sincero agradecimiento partí y ese talego es un compromiso que ha de honrarse con la liberación de nuestro pueblo y el retorno de nuestros hermanos errantes.
Nací en una calle llena de muchas alegrías, en una familia llena de esperanzas. Dónde los sueños y las utopías no se cansan, no mueren, no se extingue. Quizás se trasmuten en una dialéctica cualitativa, quizás se repliegue en movimientos tácticos sorpresivos. Pero mientras haya una brecha en el sendero, el camino de la lucha, la resistencia y la rebeldía se nos imponen como un deber humano.
Regreso a Venezuela con la firme convicción de que es posible una nueva Venezuela, que si es posible lograr la unidad ciudadana, que si es posible tener una Venezuela de progreso, democrático, de desarrollo y bienestar social.
A nuestros hermanos que permanecen desplazados en el exterior, les queda la difícil tarea de subsistir y seguir apoyando a sus familiares económicamente; pero también, tienen el deber de organizar la resistencia internacional contra la dictadura y sumar la solidaridad de los pueblos del mundo a nuestra causa.
A luchar hasta derrocar la dictadura...
Reynaldo J. Cortes G.

#ProsasEnajenadas (17/03/2024)

"Pude quemar los barcos al llegar a los muelles; pero la luna plateada me deslumbró las pupilas cansadas; a la postre termine contempla...