Dice un viejo
refrán que “el hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma
piedra”, por otro lado podemos afirmar que la politiquería no tiene escrúpulo y
la demagogia es su mejor carta de presentación. Digo esto para aclarar términos
y fijar posición frente a la nueva estafa y circo electoral que la dictadura
nos pretende atender.
Vamos por parte,
voceros de la “concertación para el cambio”, que dicho sea de paso, se
auto-adjudican ser de oposición al régimen, sostienen y han hecho público que
participar en la francachela electorera de concejales, cito textual: “cimientan
las bases de lo que nosotros llamamos estrategia fundamental para salir de esta
dictadura, a través de la vía institucional, electoral, pacífica y
democrática”.
Resulta un poco
estridente para mi inteligencia escuchar esta postura a sabiendas, de lo que le
paso a la alcandía metropolitana, las alcaldías y gobernaciones dirigidas por
opositores y lo más emblemático la asamblea nacional. De esta última, fresca
esta en mi memoria escuchar a Ramón Allup, de que en unos meses íbamos a tener
nuevo presidente y otras parafernalias, y a la final terminamos sin los
diputados indígenas y una asamblea parapléjica legalmente. Fresca esta en mi
memoria la actual acción genuflexa de los gobernadores de Nueva Esparta,
Táchira, Anzoátegui y Mérida frente a la dictadura, que además, solo quedaron
de limosneros para atender oficios domésticos en sus regiones.
Quienes creen o
pretenden engañarnos poniendo como ejemplo a chile, cuya dictadura de Pinochet
termino en un proceso electoral, déjeme decirle que son dos casos
diametralmente distintos, que corresponden a momentos históricos particulares,
que nada tiene que ver con la verdad que se vive en Venezuela, en todo caso,
quedo abierto, y en cualquier momento, a sentarnos a tomar el té y dirimir esos
asuntos. En definitiva, seguro estoy que hay una salida pacífica y democrática
a la dictadura, y eso pasa porque el inquilino de Miraflores renuncie y convoque
a elecciones anticipadas, se restablezca la autoridad de la Asamblea Nacional,
y esta, reinstitucionalice los poderes públicos, por lo vivido, creo que eso no
va pasar.
Por convicción
ideológica, creo que los procesos electorales son un escenario de lucha en la
acumulación de fuerza, un instrumento del poder del estado despótico para
luchar desde dentro, que, con una orientación estratégica, tenga saldos
políticos que corroyan la dictadura, el detalle está, que el planteamiento
electoral presentado por la concertación, no deja de ser electoralista y
demagógica, no existe una estrategia electoral con tales principios, es decir,
ni por demagogia se plantean esta agrupación el levantamiento de un movimiento
ciudadano en contra de la dictadura, no se levantan ni siquiera ellos mismos,
para exigir condiciones para competir bajo reglas medianamente favorables y lo
otro es que los candidatos no nos dan garantía de que vayan a entablar una
lucha contra la dictadura. Y menos cuando leemos expresiones como: “facilitarle
a la alcaldesa un presupuesto que pueda realizar con las comunidades”, “esta
alcaldesa no ha hecho un mejor trabajo porque no tiene un equipo de concejales
que la respalde y la apoye”. Lo que está a la vista no necesita anteojos, está
claro, la concertación para el cambio, pretende cohabitar con la dictadura,
trabajar para oxigenarla, servir de quinta columna dentro de la oposición y
pretender garantizarle una dieta a quienes entendieron que el negocio de la
política genera dividendos.
A todas estas,
se preguntaran, cual entonces es la ruta. No hay otra que la constitucional, el
ejercer la manifestación pública, la organización ciudadana, el ejercicio
ciudadano del 333 y el 350, la presión popular, única fuerza capaz de generar
los cambios y que es temida por la dictadura e incluso por sectores de la
oposición.
En definitiva, en el caminar nos vamos conociendo por los hechos, las cartas se develan. Lo bueno, es que se esclarecen los caminos, viendo como mi vecino se da un traspié en el pantano. Si herí la susceptibilidad de algunos, bien agradezco me dispensen
(“Si no esperas lo inesperado nunca lo encontrarás.” Heráclito.)
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